Uniendo Cabos: ¿Fue Radio Sutatenza realmente un proyecto sensato para educar al país?
Luego de este recorrido histórico y contextual de los aspectos políticos, culturales, cotidianos y comunicativos que atravesaron al país durante la existencia de Radio Sutatenza es normal preguntarse ¿Pero esto cómo afecta a Radio Sutatenza y a sus intenciones dentro de la sociedad Colombiana? A continuación presentaremos de manera concisa los aspectos por los que consideramos importante sospechar de dicho proceso y cómo la historia del país fue clave para que Radio Sutatenza funcionara como un modelo educativo y comunicativo[1] en función de intereses particulares.
No queremos criticar el modelo que, de por si, nos parece muy bien estructurado. Sin embargo las intenciones reales detrás del proyecto dejan muchas dudas acerca de si el proyecto nació por el puro afán de educar y ayudarle al campesinado o si tenía otros objetivos más pegados a los intereses del estado o de la iglesia.

Para comenzar la sospecha es importante dirigirnos a las primeras impresiones que se tuvieron sobre Sutanteza, como pueblo, y que dejan muy claro como la iglesia demuestra cierto estigma que tuvo siempre sobre la comunidad campesina a la que se consideró, de sobremanera, como un grupo de personas alejadas de la sociedad ilustrada que ellos consideraban como correcta.
En la tesis “Aportes y papel de los hermanos de las escuelas cristianas en la educación no formal, en las escuelas radiofónicas de Colombia, Radio sutatenza”, que fue presentada por “Rolando Alfredo Ceballos Sánchez y Néstor Vanegas Hoyos”, se define textualmente al pueblo de esta manera: “Sutatenza forma parte de una de las regiones de más definida fisonomía dentro del ambiente provincial colombiano. De origen chibcha, sus habitantes todo campesinos e ignorantes, sin muchas ideas en la cabeza, preocupados por los misterios ultraterrenales que escuchaban de labios de curas doctrineros, que convertían a este sitio en uno de los lugares menos progresistas del valle de Tenza, formando una comunidad en todo sentido tradicional y costumbrista.” (Ceballos Sánchez & Vanegas Hoyos, 1991)
El texto anterior pareciera escrito por alguien muy cercano a la ideología liberal de la época y con cierto recelo de la iglesia, sin embargo es una muestra de las intenciones que movieron a ACPO que con un discurso ampliamente liberal y progresista quería acercar a las comunidades a su pensamiento particular católico con una idea de conocimiento moral y correcto. Es claro ver en este fragmento que para ACPO cualquier tipo de conocimiento acerca de la tierra y de los trabajos tradicionales de campo no suscitaba ningún conocimiento real y aceptado y que debía ser reemplazado por el suyo, el cual era mucho más “racional”. ¿Qué ocurre con la comprensión del mundo y de la Vida? La comprensión, decía Martin Heidegger, abre al hombre un campo de posibilidades para vivir. Cuanto más se crece en la comprensión del mundo que nos rodea y de la propia vida, mayores pueden ser los alcances de nuestra libertad. La comprensión, en este sentido, es algo similar a la lectura (Gadamer, citado en Huergo). Como ella, comprendemos a partir de cosas y hechos que ya hemos comprendido en el transcurso de la existencia; y también lo hacemos a partir de ciertos modelos culturales que nos permiten comprender la vida y el mundo” (Huergo, 2005)
Es acá dónde nace nuestra primera sospecha del proyecto ¿Quién define que el conocimiento que traían los campesinos de Sutatenza no es válido? ¿Es realmente ignorante e inservible alguien que no sabe leer ni escribir? En este mismo texto (Aportes y papel de los hermanos en las escuelas cristianas en la educación no formal, en las escuelas radiofónicas de Colombia, Radio sutatenza) al enunciar los objetivos de las Escuelas Radiofónicas de Radio Sutatenza se dice que “El primer objetivo de la educación en las Escuelas Radiofónicas colombianas es el de hacer que los individuos conozcan cuál es las diferencias que existe entre ser persona y ser animal o cosa…” (Ceballos Sánchez & Vanegas Hoyos, 1991). Es claro deducir que, al no poder diferenciar entre ser un animal, humano o cosa, antes de la formación por medio de Radio Sutatenza los campesinos no hacen parte real de la sociedad y son solo un ente aislado más. Para nosotros esta posición no es muy válida pues consideramos que es precisamente ese conocimiento ancestral y tradicional de los campesinos el que nos hace falta hoy en día para entender los problemas más básicos de la sociedad y que han mutado a horribles catástrofes de tipo global como crisis agrarias, mineras, calentamiento global, entre otros. Respecto a esto queremos dejar planteada una incógnita que nos embargará siempre ¿Será que si hubiéramos conservado los saberes tradicionales de nuestros indígenas y campesinos en este momento estaríamos tan sumidos en la crisis?
Por otra parte, no todo es malo dentro del concepto que ACPO tiene sobre educación y, en especial, sobre procesos de educación y formación de sujetos. Uno de los objetivos de ACPO era poder construir una sociedad en donde el campesino formara parte de la sociedad siendo un hombre integral y vital en la construcción de la comunidad. Dentro de estos objetivos tenemos específicamente el de la integración que en este caso ACPO lo desarrolla como: “La integración del campesino dentro de la sociedad a través de un pretender disminuir las distancias sociales y tratar de asegurar que todos los ciudadanos tengan accesos a las oportunidades y servicios que la sociedad tiene para ofrecer y participar en ellos” (Bernal Alarcón, 1978, pág. 58) De tal forma no simplemente se tenía la intención de promover una sociedad a partir de ciertos pensamientos o ideologías, sino que simplemente esa fue la proyección que ACPO empezó a moldear, desde sus principios, con la formación de las escuelas radiofónicas.
El error va a que, a pesar de tener un proyecto estable y bien estructurado no se hizo uso del mismo de la manera correcta y se le impuso al campesino, y al oyente en general, todo lo que debía aprender así este lo considerara o no correcto. “El espectador permanece ante una apariencia, ignorando el proceso de producción de esa apariencia o la realidad que ella recubre. En segundo lugar, es lo contrario de actuar. La espectadora permanece inmóvil en su sitio, pasiva. Ser espectador es estar separado al mismo tiempo de la capacidad de conocer y del poder de actuar.” (Rancieré, 2008) Debido a esto último, extraído de las teorías más debatidas acerca de la relación de públicos con actores, es posible hacer evidente que a ACPO no le interesaba que el campesino fuera arquitecto de su propia formación y la de la comunidad si no que, por el contrario, se educara en los conocimientos que para la Iglesia eran necesarios y/o correctos. Reinaldo Pareja, quien hace un análisis general de la historia de la radio en el país, fortalece este punto cuando afirma que “Los programas de “Radio Sutatenza” en ningún momento fomentaban la inquietud social de los campesinos. En ningún momento se hablaba de explotación, de sujeción, de clases dominantes, de opresión y oprimidos. El contenido era básicamente “objetivo y de conocimientos científicos mínimos”.
Es por ello que el modelo de ACPO marcó una tendencia tan importante, no solo en la formación de un individuo, sino en la forma para integrar y llegar a las poblaciones más alejadas de los centros urbanísticos. Es posible pensar que a raíz de este hecho muchas hayan sido las intenciones que permitieron un crecimiento rápido y fuerte en una población donde el desarrollo apenas se comparaba con los países industrializados. Por eso ponemos en tela de juicio todo el proceso, no solo comunicativo, sino también el proceso educativo implementado en los años 40´s. Entendido de esta manera, podemos traer a colación un fragmento que nos permite evidenciar una de las críticas a las formas de educar teniendo en cuenta procesos comunicativos. “En la institución educativa se percibe una pugna entre los sentidos del tiempo (incluso aunque fuera solapada) y un escenario de confrontación múltiple entre esos sentidos diversos del tiempo respecto de la distribución y apropiación de los saberes. Es notable como los docentes suponen y conjugan en sus estrategias el tiempo “engañoso” propio de sociedades organizadas de duración larga y lenta (que enmascara la crisis y rupturas entre pasado y presente) con el tiempo “cíclico” que acentúa la continuidad en un intento por disminuir la contingencia, y con suerte con un tiempo anticipatorio, poblado de innovaciones” (Huergo, Una Guia de Comunicacion/Educacion por las diagonales de la cultura y la política, pág. 3).
Esto nos da una idea amplia para cuestionar el proceso de ACPO. Más allá de permitir preguntarnos cuál era el mecanismo de aprendizaje, aplicado por ACPO, es importante mirar desde un punto de vista más hacia el desarrollo de los temas y la propuesta educativa que brindó ACPO, es importante tener en cuenta el concepto de la técnica o tecnicidad. Para entender el punto de vista de cómo se entiende la técnica desde una mira más educativa, vale resaltar la siguiente interpretación que fundamenta ese proceso de educación con comunicación. Puesto que “la tecnicidad, según Jorge Huergo, desde su texto “Comunicación/Educación por las diagonales de la cultura y la política” es definida como un organizador perceptivo que representa esa dimensión donde se articulan las innovaciones técnicas a la discursividad (cf. Martin Barbero, citado en Huergo). Este concepto permite alejarnos de considerar a la técnica como algo exterior o como vinculo, para entenderla como articuladora de los procesos de apropiación cultural. Esto es que no posee un efecto instrumental o lineal en donde se articule en la cultura cotidiana sino que transforma los modos de sentir y percibir en las formas de producirse la experiencia social” (Huergo, Una Guia de Comunicacion/Educacion por las diagonales de la cultura y la política). Este concepto ligado a la forma de llevar ciertas formas de desarrollo social a través de la involucración de la técnica en la cultura, fue algo que ACPO desarrolló dentro de su proyecto educador, al momento de transformar ese conocimiento ancestral o tradicional por un conocimiento y unas herramientas globales, que determinan un proceso cultural dentro del marco económico global, se da a la productividad como un objetivo fundamental dentro del marco ideológico del ACPO. Entendemos entonces, según la definición de ACPO, el termino de productividad como: “a) promover el incremento de la producción por medio de nuevas tecnologías agrícolas; b) Estimular la venta de productos agrícolas; c) Fomentar la creación de capital a través de la promoción del ahorro, inversiones, el uso de crédito y el aprovechamiento de la utilización de recursos técnicos; y d) Estimular un sentido del valor del trabajo (Bernal Alarcón, 1978, pág. 58). Esto permite conocer un panorama más amplio referente al proceso educador y de transformación de los campesinos colombianos. También permite conocer el rumbo y la dirección que se le da al proyecto, con base en ciertos componentes que permitirán llevar al campesino a un posible desarrollo, no solo cultural, sino también un desarrollo económico que permita la competitividad con otros países.
Otro punto que es interesante revisar alrededor del proyecto de ACPO y Radio Sutatenza es la cercanía que tuvo con el estado, en su mayoría con los gobiernos conservadores, y que le dio demasiadas ventajas frente a otros proyectos radiales y educativos a lo largo de su historia. Y estas ventajas han estado presentes incluso antes de que el proyecto estructurado naciera. En Mayo de 1948 el Ministerio de Comunicaciones le entrega su licencia al Padre José Joaquín Salcedo quien tendría, a partir de ese momento, camino libre para sus transmisiones y para empezar el largo camino de Radio Sutatenza. Esto, aparentemente, no tiene nada de raro, sin embargo, es importante resaltar que para esta época se acababa de vivir uno de los momentos más sangrientos e importantes en la vida del país, el bogotazo. Durante dicho hecho, en medio de la agitación popular, muchas emisoras fueron tomadas por la gente y fue esto lo que ayudó a calentar el ánimo de las masas y a agravar los hechos. Debido a esto el Ministerio tenía en revisión todas las licencias radiales y las estaban investigando, sin embargo al padre Salcedo no se le puso ningún problema. (Pareja, 1984, pág. 87)
No parece ser una casualidad pues el gobierno que estaba en ese momento era el de Mariano Ospina Pérez, quien tenía una fuerte corriente conservadora y bastante cercanía a la iglesia y sus preceptos católicos. Es bastante curioso que Salcedo sea beneficiado de esta forma a pesar la paranoia que habían causado los hechos del 9 de Abril de 1948. Aunque no hay suficientes pruebas para demostrar cuales eran las intenciones del gobierno beneficiando a ACPO de esta forma si es bastante obvio ver que algo movía al estado frente a este nuevo proyecto. Una probable razón es la importancia que tuvo Sutatenza en un futuro para el estado, que ganó popularidad y confianza por parte del pueblo colombiano, además de ser un componente de propaganda bastante fuerte.
Esta nueva sospecha nos lleva a tener una gran cantidad de dudas que aún son difíciles de contestar. ¿Porqué el estado solo benefició estas iniciativas educativas por parte de la Iglesia y de la radio nacional y otras ideas de educación como las radios comunitarias y barriales se vieron tan relegadas desde su inicio e incluso hoy en día no han tenido tanto reconocimiento?[1] ¿Será que al estado solo le interesa educar en sus ideologías y pensamientos y no dar apertura a un proceso de conocimiento integral?
Además de esta ventaja inicial fueron muchas la veces en la que el estado ayudó a Radio Sutatenza en beneficio, no solo por su condición educadora, si no también por verse beneficiados con su imagen dentro del pueblo colombiano. Esto es claro durante el mandato de Gustavo Rojas Pinilla, el dictador Popular, quien se vio en el afán de salvar su imagen luego de censurar a los medios de comunicación y tener una fuerte batalla con los mismos. Es por esto que Rojas creó alianzas con R. Sutatenza para colaborarles en su proceso educativo y con esto beneficiarse de su imagen y de su programación. Es clave ver como Sutatenza se convirtió en la plataforma por la que Roja más se acercó al pueblo y, en pocas palabras, hizo su tan característico populismo.
ACPO también se vio beneficiado pues en enero de 1955 por medio de decreto 0159, se declaró al proyecto como utilidad común, es decir que estaba exenta de cualquier tributación y auxiliada por el Estado. (Pareja, 1984, pág. 87) Esto además del apoyo de la UNESCO y los Estados Unidos quienes los veían como un componente muy fuerte en la lucha contra el comunismo y, debido a esto, podían ser muy beneficiosos para cambiar la conciencia del país y dejarlos a ellos con muy buena imagen en el pueblo campesino. “En ese momento histórico Estados Unidos mantenía un indiscutible monopolio de las decisiones que se tomaban al interior del órgano internacional de las Naciones Unidas y de la UNESCO. El apoyo que le brindaron no fue, pues, una simple respuesta a las inquietudes presentadas por el P. Salcedo con su “innovador sistema” de educación para los campesinos. El apoyo se articulaba extraordinariamente bien a las políticas que estados Unido manipulaba en todo el continente. Los programas de Radio Sutatenza en ningún momento ofrecían el peligro de fomentar la intervención de los movimientos socialistas y por el contrario contribuía a la necesidad de acallar la toma de conciencia del campesinado colombiano de que la Violencia por ellos vivida tenía ramificaciones de lucha de clase y no de simple vandalismo colectivo.”
Frente a esto no queda mucho que decir pues más que una sospecha es una realidad la influencia que tuvo Radio Sutatenza en la mente de los colombianos al no oponer resistencia a las políticas estadounidense que posteriormente, harían del país un estado en función de sus necesidades. La Sospecha va más a lo siguiente: ¿Será que sin R. Sutatenza Colombia estaría más alejado de las políticas de Estados Unidos? No es posible confirmar lo anterior pero si es valido pensar que la emisora le fue muy útil al gobierno estadounidense para mejorar su imagen y acallar la voz de protesta y resistencia del pueblo campesino.
Para finalizar queremos enfatizar en nuestra principal sospecha que le da título a este capitulo de conclusiones. ¿Fue R. Sutatenza realmente un proyecto sensato para educar al país?
Aunque el modelo educativo y su estructuración alrededor de la comunicación y la educación para el progreso tenía muy buenas bases y procesos cercanos a la multimedialidad que serían vitales en la construcción de país y de la radio como medio fueron sus intenciones las que no llevaron a sospechar e investigar si el discurso de ACPO era realmente una búsqueda por educar al país o una iniciativa más privada y con fines políticos.
Finalmente podemos concluir que la respuesta varía dependiendo del punto de vista y la ideología de quien lo revise, es decir, si entendemos la educación como un proceso vertical dónde se deben eliminar los conocimientos preliminares de quien estudia y remplazarlos completamente por la visión que considera el ente educador entonces Radio Sutatenza si tuvo intenciones de educar al país y lo formó a beneficio de su ideología.
Sin embargo si por el contrario vemos a la educación como un proceso participativo y horizontal donde las diversas partes convergen y traen sus conocimientos preliminares y, en vez de eliminarlos los juntan en pro de tener una formación mucho más rica y completa entonces R. Sutatenza si se quedo corto pues su afinidad con el estado, con instituciones como la UNESCO, la iglesia, entre otros no le permitió salir de un ejercicio casi que únicamente de imposición de sus doctrinas y su conocimiento valida y no dio apertura a la libertad y la convergencia de nuevos lenguajes alrededor de la comunicación y el conocimiento, además de eliminar las ideas de mundo que tenían las comunidades campesinas y analfabetas