El Estado débil.
Para 1949 el estado ya había perdido credibilidad a raíz de la violencia política que se generó en todo el país. También perdió legitimidad en varios sectores amplios de la nación notándose su ausencia en muchas zonas del país. A parte de ello en este año dos hechos democráticos iban a intensificar la violencia que aún estaba intacta en el país. “Por un lado, en junio de 1949, se llevaron a cabo las elecciones parlamentarias y en noviembre las presidenciales, que debían realizarse en junio de 1950, fueron trasladadas por la mayoría liberal del congreso”[1] otro hecho se vio en la campaña que llevo a cabo el partido conservador y la iglesia en donde se identificaba al partido liberal con el comunismo. En apoyo al partido conservador, Monseñor Builes afirmaría: “no se puede ser liberal y católico”[2]. Llegando a tener en este momento el punto más alto de la violencia: Persecución a dirigentes, ataques a periódicos y matanzas en las poblaciones donde el liberalismo era mayoría.
Un hecho en particular, representado por la iglesia está representado en el seminario católico El Derecho fundado por monseñor Builes en donde menciona en la edición de abril de 1949 en el titular: “conservadores de todo el país a armarse”. Además se encuentran para el periódico numerosas pastorales de los obispos de Tunja, Garzón, Pamplona, San Gil y otras poblaciones donde se condena al liberalismo y prohíben a los católicos dar su voto por personas afiliadas a este partido”[3]. Pues Son los clericales quienes argumentan que los actos de violencia son propiciados por los liberales, que además, mostraban una clara intervención de los comunistas. Pues para el preámbulo de las elecciones de 1949, todas las actividades liberales llegaban a comentarse en las iglesias como demostraciones antirreligiosas, antipatrióticas y en contra de la unión familiar. Con ello se tenía muy claro un objetivo específico “Explotar el sentimiento católico de los conservadores para movilizar más votación rural y derrotar a los liberales en las elecciones del congreso de 1949 y en las generales de 1950. Se veía una gran fuerza en la propaganda clerical, por lo que el periódico Jornada hablo de un cisma en la iglesia: Builes insistía en la criminalidad del liberalismo; concha aconsejaba a sus feligreses votar según su conciencia; y la mayoría de los obispos adoptó una posición ambigua entre las dos corrientes”[4]
En diferentes partes del país, los gobernadores de los departamentos como Boyacá, Caldas, Nariño y Santander, se resistieron a realizar el cruce político donde permitieran distribuir las alcaldías de forma equitativa con los liberales. Por otro lado, en el valle, una de las zonas con mayor persecución, el comandante de la tercera brigada, Gustavo Rojas Pinilla, impartió las instrucciones a la tropa de impedir, inclusive con el uso de la fuerza, que se levantaran en las manifestaciones públicas palabras injuriosas o descomedidas contra el gobierno, los cuerpos militares o sus miembros.
Llego un momento en que los liberales ya no sentían las garantías necesarias por parte del gobierno tanto en las campañas presidenciales como dentro del Gobierno nacional. Fue el caso que el partido liberal, después de sentirse defraudados por Ospina Pérez, y ver la negativa para actuar decididamente, la dirección liberal Nacional decide romper el gobierno de la Unión Nacional. Todo liberal en algún cargo del gobierno debía abandonarlo, algo que rompería la estructura institucional existente.
A la semana de ver la retirada de los liberales del gobierno, Ospina Pérez decide nombrar un gabinete ministerial hegemónicamente conservador. Adicional, le entrega al ejército los ministerios de influencia en el manejo del orden público. De tal manera que “el ministerio de gobierno fue ocupado por el general Régulo Gaitán, el de justicia por el general Miguel San Juan y el de guerra por el General Rafael Sánchez Amaya” [5] Después de varios sucesos en donde los conservadores lograban el poder a raíz de los diferentes problemas estatales y de orden público, se vivía otro ambiente con militares haciendo parte de la parte administrativa del gobierno Nacional. Hechos como el siguiente relataran el proceso en donde se empieza a evidenciar la falta de jerarquía y estabilidad del estado que permitía una vaga administración. “En un acto de inseguridad, el 9 de noviembre, en las horas de la mañana, los presidentes del senado y la cámara visitaron al presidente Ospina para anunciarle que se iba a tramitar una acusación contra él. Al mismo tiempo le solicitaron garantías para los liberales mientras se adelantaba el proceso en el senado. A las 4 p.m de ese mismo día, Carlos lleras Restrepo, Julio Cesar Turbay y otras personalidades del liberalismo se dirigieron hacia el parlamento con el fin de iniciar el proceso. Con tal sorpresa que llegaron al edificio del congreso y estaba rodeado por tropas del ejército que les impidieron la entrada”[6] Este hecho muestra como lentamente el poder militar, a pesar de no intervenir de lleno en el gobierno, se iba involucrando en el poder del país, iniciando por tener el orden público y el control sobre algunos espacios públicos u oficiales.
Cerca al momento de las elecciones, bajo un gobierno en donde el poder militar tiene participación y con un único candidato a la presidencia quien sería Laureano Gómez, jefe y máximo representante del partido conservador, se llevaría un hecho bochornoso que sacaría por completo a los liberales del camino firme que traían los conservadores a pesar de los inconvenientes de orden público. El 25 de noviembre, varios dirigentes liberales parten de la casa de Darío Echandia en un pequeño desfile con la intención de que su presencia diera un poco de animo a sus copartidarios. A la altura de la plaza de bolívar fueron interceptados por una patrulla del ejército que los ataco, dando así muerte a Vicente Echandia, hermano de Darío Echandia. “Dos días después se llevarían a cabo las elecciones. Laureano Gómez, único candidato, fue elegido como presidente con un total de 1´026.408 votos. De tal forma se iniciaría una dictadura civil que a los pocos días, nombraría al General Gustavo Rojas Pinilla como ministro de comunicaciones en agradecimiento por el servicio prestado al conservatismo”.[7]
[1] NHC V.2, Capitulo 1,Pág 25
[2] NHC V.2, Capitulo 1,Pág 25
[3] NHC V.2, Capitulo 1,Pág 26
[4] Abel, Christopher; Política, iglesia y partidos en Colombia, Pág. 201
[5] NHC V.2, Capitulo 1,Pág 28
[6] NHC V.2, Capitulo 1,Pág 30
[7] Ibid.